martes, 13 de enero de 2015

Yo no soy Charlie




Hace aproximadamente cuatro años que vaticinamos (algunos expertos y, por qué no decirlo, yo también) atentados como los de hace días en la ciudad de París. Por desgracia tuvimos razón, y la que queda por tener.
Ya veníamos avisando de que el Islam radical había puesto su punto de mira en Europa y se avecinaban acontecimientos muy feos. Ideólogos de la yihad habían amenazado a varias naciones en varios comunicados, España, por desgracia, también se encontraba entre ellas; porque para ellos, nuestra Reconquista cristiana les supuso una conquista, sin re-, a causa de la incapacidad de los gobernantes de aquel Califato ya extinto.
Todos estos mensajes amenazadores surgen después del salto a la palestra del yihadismo; después del 11S, después de nuestro 11M, después de lo de Londres... Aún entonces había españoles que ningunearon o tergiversaron la amenaza terrorista al creerla lejana. Y en parte tenían razón (o eso nos hicieron pensar los políticos).


(Se hace frecuente ver imágenes con la bandera con la Shahadda frente a monumentos por toda España)

Es actualmente en Siria, Iraq y algunos países de África donde el integrismo islamista golpea con más fuerza, más visiblemente, a la población civil (población árabe, a su juicio, no lo suficiente creyente. O de credo distinto). Sí, aunque no lo crean, estadisticamente los yihadistas matan más árabes (y musulmanes) que los "cruzados" , como ellos nos denominan.
Pero que el Estado Islámico de Iraq y Levante esté cometiendo atrocidades al otro lado del mundo no nos libra a nosotros de la amenaza yihadista, ni muchísimo menos. De hecho, Occidente no puede seguir negando las evidencias y mirar para otro lado; porque está hasta las trancas metido en el problema.



El caso parisino en cuestión ha azotado a los medios de comunicación y a la sociedad. Es, a mi juicio una victoria plena para los integristas; porque 3 hombres (que ya sabían que iban a morir) han puesto patas arriba un país e infundido el miedo en todo un continente.
De una manera involuntaria, en términos generales, se ha posicionado a la opinión pública en contra el Islam y de los inmigrantes. Sin quererlo, espero, hemos materializado una de las llamadas a la Guerra Santa, como dicen los integristas: el Islam está siendo atacado.


(Entre otros países de la UE, Londres vivió una de las mayores manifestaciones proIslam en Europa)

Pocas son las voces que han salido defendiendo al Islam (con razón) y muchas las que han defendido a los dibujantes asesinados.
El desconocimiento tanto de la religión como de la cultura árabe ha traído grandes perjuicios a Europa. Y hablo del buenismo de la izquierda y de los prejuicios de la derecha:
En primer lugar no todos los "moros" son terroristas. Eso está claro (o debería estarlo). De hecho, no todos los árabes europeos son musulmanes, aunque la gran mayoría ve su propio carcter impregnado de la cultura musulmana (como los andaluces, aunque a algunos no les guste reconocerlo).
Lo segundo es que en la ideosincrasia musulmana no reside la idea de integrarse en otros colectivos como el PSOE trató de vendernos con la Alianza de Civilizaciones. En otras palabras, el musulmán medio se integra 'con los suyos' en tierra de 'otros'; y no lo digo yo, lo dice el Corán. Cosa diferente es que quienes son más abiertos de mente se occidentalicen (interiormente y de aspecto), con una conciencia más parecida a la europea que a la que impera en sus países de origen o de sus padres.
Lo tercero que quiero resaltar tiene que ver con la situación de los responsables de los atentados: Todos son nacionales franceses. Eso implica que el problema no está en sí en el país de origen, sino en la cultura adquirida en su entorno o en la madrassa. Me confesó un árabe no musulman instegrado más que de sobra en Europa, que le consta que hay europeos con ideas más radicales que otros emigrantes de Oriente Medio. ¿Es esto posible? Sí, aunque parezca inédito para algunos, sí que es posible. Y es que la radicalización tiene poco que ver con el sitio en el que se nace y mucho con las ideas y la filosofía que se adquiere.
La cuarta idea que quiero reseñar es que el Islam, en sí mismo, conlleva una ideología panarabista. Es decir, de expansión de la fe y del modelo musulmán frente a otros credos y culturas.
No como en la tradición judeocristiana entendemos el concepto de "predicación", que casi que viene a ser ir puerta por puerta, o difundir entre los niños de catequesis la cultura cristiana de "poner la otra mejilla" (cuya aplicación es más que inexistente en la sociedad). El Islam es una religión fuerte, que mantiene una doctrina monoteísta extrema y unos mandamientos muy claros para los fieles. Tan claros que supone un estímulo vivir la religión. De hecho me he percatado, leyendo el Corán, de que anima a vivir y a admirar el mundo exterior a pesar del devenir de la vida y de las desgracias. De hecho, no es difícil percatarse de que entender al pié de la letra determinada doctrina coránica conlleva directamente aventurarse en el integrismo. A fin de cuentas, un texto del Siglo XII d.C. que se autodenomina "la última voluntad eterna de Dios" no podía prever entonces la situación y el progreso social del que hoy disfrutamos en Europa.
La sexta idea a remarcar es, según mi opinión, por qué las distintas colectividades musulmanas critican (con la boca chica) sin demasiada fuerza mediática, el atentado que sufrió el periódico francés. Ojo, que la ofensa de las caricaturas no es distinta de la película que, a modo de broma, se filmó de forma jocosa ridiculizando al Profeta (y ya veremos si no acaban igual los productores de la misma). Vengo a decir que, si se conoce el Islam, se conoce también que la figura del Profeta Muhammad es INVIOLABLE. A ningún musulmán (con la Shahadda delante de sol a sol) se le pasaría por la cabeza criticar al Profeta en público al igual que aquí se hace con Jesús, o con la Virgen María, o con el Rey. En el credo es sabido que "en El Enviado tenéis el mejor de los ejemplos", y la blasfemia tiene repercusiones, sobretodo entre los más fanáticos. Conclusión: Si sabe que determinadas acciones traen problemas con una comunidad distinta a la tuya ¿por qué las haces?. Con la amenaza yihadista que se cierne sobre Europa te arriesgas a lo que te arriesgas (a ser el objetivo de ataque por parte de un integrismo deseoso de cometer actos terroristas en suelo europeo) presuponiendo, porque tú lo vales, que la libertad de expresión es universal, inquebrantable y entendida por los demás como tú crees. Y no. No es así, la pluma no es más fuerte que las armas automáticas. Por muy progre o de izquierdas que seas.

Por último, al respecto de las caricaturas, los minutos de silencio, las manifestaciones, los periódicos y los cartelitos del ‪#‎JeSuisCharlie‬ ; en España esas mismas caricatura (si las autoridades judiciales lo estiman) serían DELITO (525 CP, de lectura más que recomendada), porque aquí, supuestamente, tenemos claro en las leyes que una cosa es la libertad de expresión y otra muy distinta es herir el sentimiento religioso de los creyentes. Sean o no de nuestro país.