lunes, 14 de enero de 2013

Un falso asesinato en Somalia, yihadismo, la guerra de Mali y el tufo a coltán


La historia a veces nos muestra que las casualidades no existen. Sin embargo, cuando estas se producen suelen ser provocadas por las potencias internacionales, que como buena empresa buscan obtener beneficios, independientemente del coste humano y del plazo al que pongan sus inversiones.

Volvemos a nombrar a Mali, días después de la entrada anterior (http://meinmuro.blogspot.com.es/2013/01/el-afganistan-africano.html) que tras cuatro jornadas de guerra ya nos muestra la trayectoria que van a tomar los acontecimientos.

En primer lugar el conflicto de Mali coincidió con una operación de rescate para liberar a su tan ansiado rehén en Somalía desde hacía tres años y cuyo rescate fue infructuoso debido, entre otros asuntos, a la “publicidad” con la que el comando de rescate se adentró en la zona hostil. A tiro limpio al amanecer.
Las últimas investigaciones nos dicen que es posible que el rehén haya muerto, pero que uno de los dos rescatadores siga con vida. Hecho que es milagroso en un secuestro como este. Sin embargo, aunque nos pueda parecer extraño, al-shabbaabb ha tocado un filón con este personaje que parece ser más rentable vivo que muerto, a su entender.
Denis Allex forma (o formaba) parte de un operativo de Inteligencia. Está claro que el Gobierno Francés hará lo que esté en su mano para recuperar a su muchacho ahora que todo el mundo está mirando. La información que le han sacado a golpes es de vital importancia para los yihadistas; pues supone datos sobre un enemigo que no va a tardar en combatirles.
En otras circunstancias menos publicitadas al operativo (agente) se le suele abandonar a su suerte, así es la “política de empresa” del gremio del espionaje. Es extraño que de un modo u otro siga vivo, demasiado extraño.

Me sigue oliendo mal que el gobierno francés confirme una muerte ante los medios de comunicación sin que ésta se produzca realmente. Esto me hace sospechar que el comando de liberación no tenía entre sus propósitos el de rescatar a nadie. Entrar a tiros, dos soldados muertos, el anuncio de la entrada del comando a 3Km de la zona del intercambio, no sé si me explico...
Es demasiado increíble y extraño que se produzcan esa serie de catastróficos fiascos durante una operación de esa magnitud. Los franceses no suelen ser tan chapuceros con esas cosas, algunos lo sabemos de sobra.

Pero volviendo al tema de Mali. El yihadismo está sufriendo una revolución a escala mundial. Parece ser que el número de adeptos a los diferentes tipos de Islam radical están en aumento. De hecho, no paran de meternos miedo con el asunto por múltiples vías.
Tal vez el riesgo justifique las medidas, tal vez no. Pero me gustaría saber una cosa: ¿Dónde están las armas de los arsenales de Gadafi?
Después de la guerra de Libia cesaron el bloqueo internacional y el control sobre las fronteras; los vencedores habían hecho historia. La atención se desplazaba de las armas a la política, craso error.
No hay nada mejor para un grupo yihadista que un mercado abarrotado de armas baratas, armas cuya existencia se desconoce debido al poco o nulo control que hay sobre las mismas.

Resumiendo: los arsenales del señor Gadafi han abastecido con creces el ansia armamentística de los ejércitos de Allah, particularmente los del sur de Sudán y del oeste del Congo.
La OTAN y la ONU tuvieron en su mano la potestad de acabar con este tráfico ilegal de armas que fluía como un río por todo el centro de África. Sin embargo, fíjense ustedes qué casualidad; a estos mismos organismos internacionales se les “escapó” este ligero detalle. Los arsenales eran vaciados mientras todos estábamos atentos a las políticas pseudodemocráticas de los “hermanos musulmanes”.

        (Milicias en Mali)
                                                       
Una sola muerte puede justificar medidas bélicas alimentadas por la paranoia de un pueblo, en este caso, el francés, muy fácil de acojonar cuando hay negritos en la ecuación. Su agente de Inteligencia está causando demasiada incomodidad al gobierno de Hollande permaneciendo aún en manos del enemigo. Ya se le dará solución al problema tarde o temprano.

Las medidas antiterroristas ya están siendo desplegadas desde hace tres o cuatro días. Pero no son nada comparado con lo que está por venir después de que se produzca el primer atentado yihadista en suelo francés (que ojalá me equivoque).
Desde Mali ya han avisado: “Francia ha atacado al Islam, nosotros atacaremos el corazón de Francia”. Y es que Abu Dardar tiene claro que la escala de ataques comprende progresivamente Bamako, África, Francia y Europa. En ese orden.
Los ciudadanos europeos sólo tenemos una salida: Refugiar nuestros derechos más íntimos a los gestores gubernamentales para que nos salven del “terrorista” y del “moro malo”. Pedir auxilio a un estado que nos garantice la salvación de nuestras vidas.
De producirse dicha "salvación" se activará un protocolo propio del “Gran Hermano” de Orwell y su 1984. Todavía más restrictivo con la población de como es hoy, y también con sus derechos más íntimos.
 Nos van a vender la guerra en Mali como un proceso de liberación, de pacificación, de expansión de los Derechos Humanos, de "rescate". Al igual que el Señor Bush hizo con Iraq hace ya casi una década. El mismo cuento de siempre, el mismo cuento que justifica las guerras...
 Pero nos venderán la moto diciendo que no tenemos nada que temer, que todo está controlado. Que los rehenes volverán a casa, y si no vuelven, habrá que "vengarles", habrá que hacer justicia y mantenerse fuertes. Esa es la arenga política llena de mentiras que tanto nos regala el oído a los europeos cuando nos acojonamos (o nos acojonan) por el terrorismo.

Me gustaría ser positivo, pero me inclino a avalar la teoría de la conspiración en este caso dado el trascurso los acontecimientos. España, como no podría ser de otra manera, no sólo no condena la guerra, sino que además continúa con sus actividades en Mali, encaminadas al adiestramiento de policías y militares leales al gobierno (si es que podemos considerar su ejército como un conjunto de regulares).
Todo apesta a coltán y a una serie de artimañas políticas de igual hedor que podríamos resumir en los siguientes puntos:

a) Se pretende obtener recursos mineros en Mali por determinadas vías. Entre las que se encuentra el pactismo económico con países como el Congo y el frágil gobierno de Mali. Países que seguramente secundarán la invasión. Aportando tropas y medios.
b) Con la excusa del terrorismo yihadista, se busca aumentar el control sobre la población civil francesa (y sus comunicaciones).
c) Provocar el islamismo radical en zonas de África para combatirlo más dura y contundentemente. O esta sería la excusa.
d) Tolerar el contrabando de armas libio como medio de abastecimiento del creciente número de terroristas que hay que combatir. Los arsenales de su ejecutado.
e) Desalentar (o avisar) a Siria de cara a una posible intervención militar de la OTAN en su territorio. Ojo que "esto" es lo que puede pasar.

No sé cuánto hay de verdad en estos apartados, pero la verdad es que es para pensárselo seriamente cuando ves a los medios de comunicación dando una noticia en la que han “reciclado” imágenes de otros países para venderlas como si fuesen Mali. Yo mientras, estupefacto, mentando a la madre del ideólogo de ese reportaje.
Es para pensárselo seriamente...

sábado, 12 de enero de 2013

Sahel: el Afganistán africano


Poco se ha publicado en los medios sobre el Sahel ("SaJel", con "J" de "Sahara"), aunque ahora espero que le prestemos algo más de atención con la que está al caer.
Si algo está claro es que el Sahel es el caldo de cultivo perfecto para el afloramiento y arraigo de grupos terroristas; ese enemigo al que las potencias occidentales declararon la guerra después de 2001. Cuando ya nos la tenían jurada por causas que no suelen detallar los informativos del medio día.

La pobreza en esos países está ciertamente desatendida pese a la constante ayuda humanitaria mal gestionada. Esa zona concreta de África ha estado envuelta en docenas de conflictos durante las últimas décadas, incluyendo guerras civiles y desastres humanitarios de cuyo estudio se encarga actualmente un determinado número de organismos europeos. La Justicia europea, al menos, parece estar haciendo bien su trabajo.

La inestabilidad política de determinados países del Sahel acepta o tolera la presencia de grupos yihadistas en algunas zonas concretas, lo cual empeora aun más la situación de inestabilidad interna. Ni decir tiene lo que esto supone para la población civil.
El control de las fronteras en países como Mali es prácticamente inexistente. Sin contar la corrupción política y la descordinación de las fuerzas del órden. Por este motivo se ha constatado la entrada y salida de milicias de todos los colores e ideologías sin que ningún tipo de autoridad pudiese hacer nada para evitarlo.
Los escasos esfuerzos del ejercito nacional y las sucesivas coaliciones africanas poco o nada pueden hacer debido a la amplia extensión de terreno que deben cubrir en jeep. Si hay suerte y hay 4x4 en el "cuartelillo". Sin contar con lo escurridizos que pueden ser estos grupos. Esto hace que las patruyas y los combates sean más difíciles de lo que pueda parecer. Cuando estos se suceden, suelen estar potivados por que alguien trata de cruzar la frontera con determinadas mercancías peligrosas para la seguridad colectiva. Dar el alto a algún grupo sospechoso y armado supone una odisea puesto que allí, como aquí, ningún ciudadano quiere morir en vano por una causa que se sabe, está más que perdida.

Todos estos datos pasarían desapercibidos para nosotros, civiles europeos de camisas limpias, que poco nos importan estos asuntos hasta que muere (o es secuestrado) algún paisano o cooperante nuestro. Entonces es cuando comenzamos a preocuparnos por el asunto; cuando vemos las orejas al lobo.
Así de humanitarios somos en casa.

Parece que no nos hemos percatado de que hasta la década de los 60 algunos de estos países no obtuvieron su independencia total, tras un periodo largo y sangriento de descolonización.
Pensando fríamente, también es verdad que han tenido tiempo de sobra para procurar su estabilización, seamos serios. Pero como siempre pasa, la lucha por el poder político supone un impedimento al desarrollo. Aquí y en la conchinchina.
En los tiempos de las colonias la metropoli de turno era Francia, para variar. Tal vez no la Francia de Hollande, pero sí una Francia más imperialista que la que nos toca vivir hoy día, ocupada en expoliar unos recursos más que apetecibles para las economías y mercados europeos.
Era lógico que esos ricos países supusiesen un objetivo económico previo al gas y al oro negro, de ahí el problema del que adolece gran parte de África. Pero no se lo tengamos en cuenta, por favor, seamos magnánimos con los gabachos. Al fin y al cabo a día de hoy están pagando nuestros excesos económicos...

Punto y a parte, en Somalía, país considerado por la doctrina como un "estado fallido", las cosas son bien distintas. Los secuestros y la piratería de Al-Shabbaabb al-Muyahidín ("la juventud muyahidín") están a la orden del día, aunque llevan bastantes años pasando desapercibidos a pesar de su creciente número. De hecho, sin "Black Hawk derribado", el Alakrana y otros casos análogos, tampoco nos hubiera importado mucho el Cuerno de África a los "demócratas" españoles, tan comprometidos con el Tercer Mundo como decimos ser.
En este país, he de aclarar, te matan por unas zapatillas o por una gallina que no esté en los huesos. Todo sea dicho, en palabras de un pirata secuestrador: "Aquí no hay enfermos, los tiramos al mar".
Su organización social es un sistema puramente tribal donde los ancianos ostentan el poder decisorio al tiempo que, como religión, se versiona un Islam a convenir por la localidad, con tendencia a radicalizarse contra el extranjero. Un Islam que nada tiene que ver con los chiíes y suníes a los que estamos acostumbrados, sino más bien un Islam más local, influenciado por el fanatismo que viene del norte. Allí, queridos lectores, es donde nuestros atuneros echan las redes y nuestros marineros se juegan la vida.

Pero volviendo al Sahel ¿qué demonios se nos ha perdido allí? A nosotros, obviamente nada. A los franceses, su poder colonial y un buen puñado de coltán, claro está.
La excusa, como siempre, es llevar la paz y la estabilidad a unos países donde la mano de obra y los recursos son, como he dicho antes, un goloso caramelo. Pero seamos crédulos y pensemos que la buena fe internacional empuja a los estados europeos a estabilizar zonas conflictivas como esa, vale. ¿Por qué no se crea entonces un comisionado en el Consejo de Seguridad que avale una misión conjunta entre la UNESCO y la OTAN? ¿Por qué tienen que ser los estados los que particularmente opten si ayudan al Sahel o no? ¿Es esa la voluntad de "estabilizar"?

A tenor del infructuoso rescate, o mejor, del "intento de rescate" de las últimas 24 horas, creo que está todo muy claro para el que lo sepa ver:
Una operación de tal magnitud llevada a cabo por la élite militar francesa después de tres largos años de secuestro (que se dice pronto). Un despliegue de medios que supera ampliamente la capacidad logística y de fuego de los harapientos somalíes. La posibilidad de pactar el pago del secuestro y luego arrasar con todo (cosa que ya hicieron anteriormente en otro rescate). El permiso firmado de los altos mandos europeos que avalan cualquier intervención rápida de rescate. Un servicio secreto más que eficiente... ¿Y aún así fallan el maldito rescate? Yo, señores míos, no me lo trago.

En Francia, por ende, aumenta la alerta antiterrorista dentro y fuera de su territorio. Incluyendo sus embajadas en países de África y Oriente Medio. Países donde los intereses "occidentales" son vulnerables al ataque coordinado de organizaciones yihadistas internacionales, cuyo nombre no diré aquí, por si acaso.

En fin, viendo cómo esta operación apesta a mentira, parece ser que hace falta sacrificar a 2 soldados (sin contar con el secuestrado, cuyo cadaver aún no se ha mostrado a los medios como suele hacerse), para justificar una intervención militar en Mali, corazón del Sahel, desde donde organizar la "reestructuración" prometida. Deberían preguntar a los americanos, que de eso saben bastante. Aunque supongo que aquí hacemos las cosas mejor y no soltamos el clásico royo de que vamos a ir a "democratizar" otros pueblos. Que ya sería lo último.
No hay duda de que comienza otra guerra en la que Europa se verá involucrada, lo quiera o no, por la voluntad de un puñado de políticos ineptos que no saben ni sujetar un fusil ni les importan los pobres negritos del Sahel, por los que varios de nuestros soldados van a perder sus vidas.

lunes, 7 de enero de 2013

El lado más humano de la maldad.


Tras mucho meditarlo he llegado a la conclusión de que, lejos de justificar nada, Heichmann no era sino un ser humano cualquiera. Un ser humano tanto como cualquier otro.
Su ejecución no tardaría en motivar un experimento de psicología social (de la mano de Stanley Milgram y su "maquinita de las descargas", personaje y experimento que sugiero investigar) que concluyó en que la maldad humana existe, y además desde tiempos inmemoriales, que el ser humano justifica su mala conducta y su sadismo con la subyugación que le exime de la responsabilidad de sus propios actos. Cualquiera de nosotros podría ser un nazi convencido de su aria misión, por mucho que les sorprenda.
En palabras de Eduard Punset: “El secreto para entregarse a la crueldad es desprenderse de la responsabilidad: libres del sentido de culpa, aparece el lado más oscuro de la naturaleza humana”

¿Qué pasa cuando el Poder nos justifica para asesinar, violar y esquilmar a los débiles? ¿Qué pasa cuando la responsabilidad de estos autores desaparece, cuando la conciencia es acallada con la falsa idea de estar obligado a ello?

Se produce entonces la ley pendular de la Naturaleza, en la que las víctimas pasan a ser verdugos a causa de su propia naturaleza humana, a causa de su íntimo resentimiento (personal y biológico).

Las elites que han ocupado el Poder tienen la maldición de perderlo y de perecer ante quienes lo ocupan posteriormente, ante los antiguos “subyugados”.
Cronológicamente le ha sucedido a la Iglesia Católica, a los monarcas europeos, a los burgueses y ahora, en el caso de España, a la masculinidad. Con más o con menos razón.
Todos los que han gozado de una posición de poder y pierden este “puesto”, acaban siendo arrastrados a los pies de los caballos por aquellos a los que han dominado.

El feminismo radical viene a ser a la masculinidad lo mismo que la Revolución Francesa de 1789 vino a ser para la monarquía gala. De igual modo que después sería la Revolución Bolchevique para la monarquía rusa y en esa misma línea, lo mismo que sucedió en la Hispania visigoda cuando aquellos exaltados musulmanes fueron conscientes de la debilidad de aquellos que antaño derrotaron a Roma.
El problema radica sin duda en la concepción personal y popular de la imagen de “enemigo”; si nadie hubiese considerado a la realeza (gala, rusa o visigoda) como responsable de las desgracias de su pueblo, éste nunca se hubiese revelado o actuado contra ella.

Es por eso que determinados mandatarios se afanan en mostrar su cara limpia ante los medios: es más fácil combatir un mal demonizado que un mal carismático. Eso lo sabemos desde la antigüedad.
En este caso, se ha considerado a la masculinidad como el responsable directo de la opresión femenina (supuestamente histórica). Un cuento que debió haber visto su fin en 1978, con nuestra nueva y flamante Constitución. Pero por desgracia esto no fue así; Según el feminismo actual, el patriarcado sigue oprimiendo a la feminidad en su conjunto, y es en el seno de nuestro sistema democrático donde esta y otras falacias tienen cabida bajo la irrebatible justificación de la libertad de expresión, que abarca todo tipo de ideas disparatadas que, por ley, han de ser respetadas.

Es en el seno de unos derechos civiles donde prácticamente todo tipo de lucha está justificada si el objetivo es tan loable que justifica los medios necesarios para alcanzarlo.

Cuando al pueblo español se le otorgan derechos, históricamente, tiende a abusar del sistema. Es un hecho va implícito en nuestra moral hispánica. Esto es así porque hemos permanecido demasiado tiempo subyugados a la voluntad del Poder. Es ahora cuando tenemos la posibilidad de ostentarlo ¡y qué casualidad! Lejos de hacer un uso responsable de nuestro poder, arremetemos contra los viejos señoríos y los falsos ídolos con los que nos educaron. ¿Es por tanto loable este mal llamado “progreso”? Rotundamente no.

Nuestro renacer es nuestra condena, personal y social. Es destino de un pueblo el ser libre pero con determinados límites; no se puede alcanzar la libertad ni la justicia mediante la destrucción de los viejos
enemigos. En eso se basa el sentido común y el sentido de la justicia. No podemos perseguir a quienes nos persiguieron porque si no sólo estamos cambiando la marioneta que se sienta en el sillón y porta el cetro.
Mantener un estado bélico perpetuo en el alma humana sólo nos empuja a sustituir al “disidente” por otra persona que interese perseguir, sólo para aplacar nuestro propio miedo a ser perseguidos. Eso, señores míos, no es avanzar, es justificar una matanza injustificable, es justificar una persecución, una cruzada que tiene por bandera retraerse hasta el punto de buscar una motivación vital que sólo acapara odio y destrucción a su paso. Odio para combatir el miedo, procurando estar siempre por encima incluso de la llamada “causa justa”.
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"De todas las Guerras Santas, Cruzadas y actos infames justificados a lo largo de la historia que he podido percibir, no he visto la verdadera presencia de ningún dios, sino la maldad y el resentimiento del ser humano."