lunes, 30 de enero de 2012

La moda que nos derrota

Busca en cualquier buscador la palabra “moda”, seguramente encontrarás todo tipo de ejemplos, tendencias, estilos, diseñadores y ejemplos de cómo el más claro de los componentes de socialización se hace imperar en el sistema social del siglo XX.

Y esto es así. Cientos de miles de personas viven de la moda, y no me quiero referir con moda a esas legiones de modelos o exmodelos que desfilan en ocasiones semidesnudas sobre una plataforma con música y flashes, no.
La moda es uno de los componentes más atractivos, adictivos y estimulantes al que a día de hoy se enfrenta gran parte de (por no decir toda) la sociedad en su conjunto.

La idea de la moda es filosóficamente aceptable hasta que llegamos al punto crítico, a esa parte teórica neofascista que toda moda, por antonomasia, tiene que poseer si desea triunfar o tener un leve éxito; esto es, expandirse, “colonizar”, multiplicarse y generalizarse con tendencia infinita sobre la población que la sostiene.

Para ciertos sectores de la población que poseemos ciertos férreos valores (no quiero dirigirme a aspectos religiosos, ojo), el caso de la moda es bastante desconcertante, sobretodo si ésta se inmiscuye en el campo de lo social y discrimina entre “adeptos” y “parias”, levantando claramente el debate y el conflicto social del borreguismo de siempre, pero aplicado a la costura.

Música, tecnologías, costura, forma de hablar, series, comportamiento, conducta de ocio, etc. Si estos factores se eliminasen de la noche a la mañana, la sociedad caería en un caos increible, y no me refiero a un estado de guerra, de situaciones conflictivas en las que cientos de personas pereciesen por balas y navajazos al reivindicar su música favorita, no.
Hemos experimentado durante los pasados años un cambio en la sociedad que nos acoge a los vivientes a día de hoy. Surgen las llamadas “tribus urbanas” y los ancianos critican que a sus nietos se le ven los calzones por encima de pantalones “cagados”. Y nadie se pregunta “¿qué está pasando?”, señores: ¿Cómo hemos llegado a esa situación?

II


Parecerá tópico que se le eche la culpa a la globalización, pero tristemente, tiene gran parte de culpa. Los rappers de todas las capitales visten su correspondiente ropita ancha, y se comportan del mismo modo que el “flow” de Eminem en un día de batalla de gallos, perfecto. Guardando las distancias con ciertos actos vandálicos, eso no le hace daño a nadie. El problema viene, como siempre, con la trayectoria.
No recuerdo ver ningún próspero rapero español que tenga más de 40 años y que se haya dedicado a eso desde los 15, básicamente porque en esos tiempos, en España ni se sospechaba ese estilo de música, pero quiero asegurar a los lectores que pocas veces en la historia han triunfado personajes que se dedicasen a hacer rimas dentro de un contexto de respeto violento basado en ego y más ego, y que menosprecia a todo lo que no pertenezca a ese grupo (al nazismo estatal le duró la cantinela unos 12 años, y os aseguro que tenía mejores bases y más aceptación popular que 4 andrajosos con “flow” y cadenas de oro).

No tengo nada en contra del rap, la verdad es que no me cuesta nada cambiar de cadena o de emisora cuando presencio algo del estilo y de “tirada nacional”, sin embargo, choca directamente la idea y concepción del ser humano a la que yo hoy soy adepto.
El cambio, el fluir, la adaptabilidad, la supervivencia, la evolución. El ser humano debe ser mutable y usar su intelecto para, aunque suene fatal, arrimarse siempre al sol que más calienta, eso nos ha hecho sobrevivir durante generaciones y generaciones, la facilidad de adaptación al medio. No obstante, suceden unos años del nuevo siglo y ciertas “manos invisibles” vienen a vendernos la idea de que pertenecer a un grupo o a una tendencia es lo que nos hará felices y lo que nos hará sobrevivir. ¿Esto se lo cree alguien?.
Esas “manos” no vienen a inducir la idea de la unión a través de la fuerza, no, sino de la distinción a través de la unidad. “Distinción” qué peligrosa palabra en un contexto en el que supuestamente se persigue y se busca el Imperio de la Igualdad.

La autonomía es el éxito del ser humano acutal. No obstante, es muy poco rentable todo lo que sobrevenga a la idea de autonomía (omitamos aquí temáticas, decisiones y actos políticos). Es más fácil que yo confeccione 10.000 unidades de X producto en china y bombardee a los consumidores con un eslogan “que mola” asegurandome el éxito de la venta, que el hecho de tener que estar continuamente haciendo estudios de mercado para ver qué reclaman ciertos consumidores... No, lo rentable es determinar “desde arriba” qué va a ser lo que tú vas a querer, y a eso, queridos lectores es a lo que se le llama “tendencia”.
Lo que vas a querer porque lo digo yo y porque para eso pago a los “mass media” que te van a prometer que X producto es una cosa fantástica y con la que vas a estar diferenciado de los pobres mortales que no lo quieren. Tan claro como eso.

III


Buscando levemente el índice de suicidios en España el último año, me doy cuenta de que hay ciertas cifras que “faltan” (como los datos tomados desde 2006 hasta HOY) lo cual es ciertamente preocupante. Algunos estudios han hecho sus propios datos, llegando a la conclusión de que el numero de suicidios se está elevando peligrosamente hasta límites que casi no se habían tocado desde la Edad Media, pues es bien sabido que de por sí, el español de a pié tiene sus propios mecanismos de felicidad y plenitud sea cual fuere su escalafón social (aunque suicidas ha habido siempre, como es normal).

3500 vidas en 2008, es el último dato oficial que he podido encontrar y que es bastante desalentador en vista de que los “Nostradamus” de mi corte, apostamos casi sin duda por un pronóstico que viene a decirnos que ese numero se elevará:
¿Estoy relacionando los suicidios con las modas? Sí y no.
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYzGhGmkKvGLJXYVrF23Zxh06061MdLe1mTCEalERExetuSa2tLgLu67yhTSgKSXsYUS9ER7LpJPEe-vwJdHX799Sp5TmXaplWF4eFVxK2Bgl9w7gqZJcriX0EVJrUV103wkiPYytddD4e/s1600/Suicidios+de+1998+a+2008_Gr%25C3%25A1fica.jpg
El suicidio es uno de los síntomas más directos de la depresión (términos psicológicos y psiquiátricos para luego). También la antes nombrada Ley Integral contra la Violencia de Género es un factor determinante en esta ecuación, aunque omitiremos este antecedente.
Recordamos que oficialmente existe una media de masculinidad que ronda el 80% de esos mismos resultados, es decir, de cada 10 suicidios que se realizan, 8 son hombres. Interesante dato que NO puede pasar desapercibido.
Y aquí viene lo bueno: ¿Es posible que las modas hayan vaciado las vidas de quienes merecen por herencia tenerlas llenas? Es decir, los hijos, los jóvenes, los colectivos de los institutos, colegios y universidades, personas con todo un mundo moderno al alcance de la mano, sin necesidades imperiosas que precisen de atención para subsistir.
Mirándolo fríamente desde una óptica superior, apreciamos que se producen a lo largo del año varias tendencias o gustos influenciados que tienen como objetivo entretener, aleccionar, vender, moldear, y en última instancia “llenar” la mente, la personalidad y las expectativas de los individuos, que vienen vacías por defecto genético (por suerte o por desgracia).

Cuando esas expectativas no se cumplen, cuando esa realidad resulta ser un timo, cuando la espontánea madurez del individuo resurge de los adentros de su materia gris; La pesadilla comienza y el inicial vacío que uno pretendía llenar comprando y consumiendo todo lo que le ofrecían de fuera (amigos, medios, familiares, compalañeros, etc) pasa a dominarlo todo.
Las preguntas existencialistas se hacen cada día más y más latentes (eso si no se ha destrozado uno el cerebro a golpe de cubata y de otras drogas) y difícilmente pueden contestarse, pues, por si no se recuerda, somos una sociedad juvenil que lee “poco”, por atenuar el dato (Como lectura no introducimos best sellers basados en el fornicio y el amorío de especies milenarias y humanos, referimos esto a lectura seria) y que no dispone de voluntad autodidacta ni nada que se le parezca. Es por tanto evidente que se recurre a los “gurús” de la vida (todo bicho viviente con algo de experiencia menos los padres de uno), que en pocas ocasiones aciertan con la solución más aconsejable si uno se parase a analizar el caso de una manera algo más lógica.
Inevitablemente la depresión se cierne sobre uno y se cumplen los malos augurios, ¿por qué? Porque nadie fue capaz de prever que un estilo de vida “que mola” iba a llevar a ser un cuenco vacío que dificilmente puede llenarse con algo de “valor”, ni con ayuda de otra persona del género opuesto, como se suele creer.

El suicidio moral es el mejor camino que puede tomarse en esa situación (que ya es malo), como única medicina está el replantearse los gustos, los “porqués” y todo lo que hace la vida única e irrepetible, alejada de las cantinelas de la MTV y de lo que respiras cuando sales a la calle o enciendes el televisor. Salir de la moral gregaria que tantísimo daño hizo y está haciendo a la juventud. Y “la voluntad de Ser” florece y muere por el propio peso que tiene en el Hombre, y por las pocas ganas de despertar de las gentes. Pasando a dejar de formar parte de “la voluntad de existir” (esto es, el existir “porque sí”) la vida llana y vacía sin destino ni destinatario.

Y cuando esto se generalice como se está generalizando, sin bastiones de defensa ni individuos maduros que de cuando en cuando griten a la cara de los que les señalan como a "parias" que
"son y serán siempre ellos, inalterables, imposibles de categorizar, autónomos y atentos, inteligentes y dueños de sí", en ese momento habremos perdido ocasión, la única oportunidad de batalla de nuestra generación, la primera generación vacía, ignorante y deprimida de la historia de Europa.


El cine y la música son siempre la base de inspiración de mi moda” - Tommy Hillfiguer

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