miércoles, 21 de septiembre de 2011

Resumen de: Falsa idea de democracia socorrida

Allá por el siglo XVIII, una serie de señores muy inteligentes y "liberales" que tenían tiempo, dinero y ganas de pensar, copiaron una idea de la Grecia clásica fruto del pensamiento aristotélico. Dicha idea venía a decirnos básicamente, que el hombre tenía que defenderse de otros hombres que le atacaban, y que para ello, debería intervenir siempre el Estado. Y así mismo, garantizar unos derechos que organizasen el cotarro, dando libertades civiles y recortando poderes de los altos estamentos (si no, erradicarlos por completo).
Pero no solo eso, pensaron también que el Estado podía atacar si así quería, a sus electores, y por tanto, cuando eso empezó a importar después de la Edad Media en la que todo el mundo se mataba, surgió la idea de los tres poderes independientes unos de otros: la división de poderes del papá Montesquieu. Que nos explicaba que el Estado se debilita, se divide en 3 fragmentos, y que las personas tienen derecho a parlamentar sin que le saquen los dientes.

A los liberales del siglo XVIII les encantaba esta idea. Teniendo en cuenta que vivían bajo un Estado absolutista en el que mandaba el rey por voluntad divina, no era difícil encontrar detractores y fanáticos libertarios por todas partes.
Así se dio rienda suelta al constitucionalismo y la democracia, conceptos europeos y americanos que partirían de una serie de ideas como “soberanía popular”, “liberalismo económico”, “igualdad de derechos”, etc… Sin embargo, con toda esa serie de conceptos ocurre como con la mayoría de sistemas políticos basados en el liberalismo sea cual sea su tinte izquierdista: No funcionan.

Hablo desde la experiencia que el tiempo nos ha dado, desde el comienzo de la era democrática española hasta el año 2011. Y sólo he podido ver fracaso tras fracaso descontando honrosas victorias en el ámbito social.
En primer lugar, es generalmente sabido que al pueblo español no se le da muy bien eso de pensar y decidir libremente, lo cual, la idea de la democracia resulta peligrosa cuando descubres que, sin oposición popular alguna, hay otras personas y organismos que te convencen (o te coaccionan...) para pensar y decidir por ti.
El pueblo español es un pueblo servil en sus orígenes, obediente en sus convicciones (si las tiene) y fiero en cuanto a su oposición organizada a lo que no le gusta o no le conviene. O al menos, así ha sido históricamente... Un pueblo dócil que bien dirigido dominó el mundo y estableció un Imperio, pero que mal organizado, ha perdido el 95% de su potencial.

Según la Constitución "la soberanía reside en el pueblo", otra mentira más de nuestra falsa democracia: A nadie nos preguntan a la hora de legislar, y ese es el problema, la representación popular de para con las leyes.
Ya que todos sabemos qué cosas sobran y qué cosas faltan en este país. No deja de ser una opinión unánime que a nuestros líderes no les apetece escuchar: No estamos contentos con ellos ni con el sistema.

Lástima que no podamos hablar así de sus gobernantes.
Durante toda la historia, cada uno de los jefes de Estado han intentado lucrarse con la causa política, unos más que otros, claro. Prevaleciendo la izquierda como el efecto más demoledor para las arcas públicas en políticas tan sinsentido como travestir al muñequito rojo de los semáforos, crear obras públicosociales innecesarias, subvencionar minorías, problemas o causas que poco o nada aportan realmente a la sociedad. Y sin contar los ministerios de dudoso interés nacional, o el excesivo número de cargos, asesores, coches oficiales y otros gastos que de nada sirven para enriquecer al país.

Camaradas, nos han vendido y nos están comprando los mismos individuos que nos salvaron de la esclavitud del Antiguo Régimen hace poco más de dos siglos... Y estamos casi peor.

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