viernes, 30 de septiembre de 2011

Vive y deja vivir


Hay que legislarlo todo. El Derecho debe acaparar la totalidad de nuestra vida
a fin de hacernos la vida social y personal más eficiente, eficaz, y sobretodo, segura.
No es lo mismo actuar sabiendo que se está cometiendo una falta o un delito,
que actuar sabiendo que no se comete. De ahí la máxima de que
“todos deben conocer las leyes por las que se rigen”, y el principio de Publicidad de las mismas.


Una población que usa el derecho en un ámbito de su vida, casualmente,
se siente más segura que otra población que no lo usa.
El Derecho da, como es normal, seguridad jurídica, seguridad personal; s
e sabe cuáles son las leyes bajo las que uno ha de regir su día a día, su existencia,
la vida de sus hijos, su trabajo, su vida. La situación de seguridad anula el miedo y
si se elimina el miedo, se crea una condición de pseudolibertad de la que 
todos los individuos pueden gozar.

El Derecho también es restrictivo, pero sólo puede tener cabida cuando se crean normas
que se basen en el precepto de empatía universal,
o ley natural “no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”.
 El resto de leyes que se opongan o distancien a este precepto, deben ser,
automáticamente, derogadas. ¿Por qué? Porque no se puede poner una barrera
a los derechos de las personas para asegurarnos la soberanía de unos pocos,
o el bienestar comunitario de otros.

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