domingo, 28 de agosto de 2011

Lo que posees acabará poseyéndote

El vacío social, la decadencia de la humanidad entre los 17 y los 35. El sudor frió que recorre sin explicación alguna las espaldas y las almas de la sociedad.

La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Nos hemos criado en unos tiempos en que el condón es el zapatito de cristal de nuestra generación. Reservas uno cuando conoces a un extraño, bailas toda la noche... y luego lo tiras.

Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine, prestigiosas modelos perseguidas por paparazzis o estrellas del rock&roll, pero no lo seremos y poco a poco lo estamos entendiendo; lo que hace que estemos no sólo vacíos, sino muy, muy cabreados.

¿Tienes idea de lo que es una tableta?, sí, cuando digo esa palabra no te paras a pensar en el chocolate, ni en el turrón de Navidad, ni en el hachís que ves incautado por la policía en algunas noticias del telediario, no. Tu mente se va directamente a un producto informático, telemático y sutilmente diseñado no hace más de 2 años por algún genio que vive, sueña y trabaja gracias a idiotas como tú.
Somos por naturaleza consumidores, amantes de los subproductos, obsesionados por un estilo de vida.
Asesinato, delito, pobreza, injusticia... son cosas que no nos incumben, que al parecer están por encima de nosotros. Lo que sí importa son las revistas de famosos, una televisión con 500 canales, el nombre de alguna prestigiosa marca en mi ropa interior, crecepelos, quitapelos, sacarina, sucedáneos de café, trastos que adquirimos para dar fe de una supuesta posición social. Mierda para pasar el rato y tener algo que hacer en lugar de plantearse la vida miserable en la que se ha sumido nuestra existencia.

Somos los hijos no deseados de Dios, ¿y qué? Nuestros padres eran nuestros modelos de Dios, y si nuestros padres nos fallaron, ¿qué dice eso de Dios?.
Tienes que tener en cuenta la posibilidad de no caerle bien a Dios, él nunca quiso tenerte. Con toda probabilidad él te odia, pero no es lo peor que pueda ocurrirte, tranquilo. ¡¡No lo necesitamos!!... y no nos importa. Que se jodan la maldición y la redención, somos hijos no deseados y bastardos de Dios, hoy no tememos el infierno ni actuamos pensando en que un día vamos a estar bendecidos y rodeados de angelitos asexuados que revolotean entre luz mientras tú, dudas si estaría bien meneártela a cientos de kilómetros sobre la tierra o no.

Por eso, pase lo que pase, recordad: No sois vuestro trabajo, no sois vuestra cuenta corriente, no sois el sumatorio de todas vuestras horas de estudio y notas universitarias, no sois el coche que tenéis, no sois el contenido del tarjetero de vuestra cartera, no sois vuestros pantalones, ni los trapos que comprais cada viernes, ni el montón de mierda que escribís hora tras hora, día tras día en una plataforma virtual de internet sita en ninguna parte. Sois la mierda cantante y danzante del mundo. Y vuestros deseos, corruptos e incorruptos, vuestra ansia por todo aquello que está vacío, es lo que os acabará mostrando finalmente el gran milagro de la vida, el culmen de la existencia, el éxtasis de toda realidad, la muerte.

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